El placer de servir
Toda la naturaleza es un anhelo de servir.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde hay un árbol que plantar, plántalo tú;
donde hay un error que enmendar, enmiéndalo tú;
donde hay un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé el que aparta la piedra del camino,
el odio de los corazones y las dificultades del
problema, Hay una alegría de ser sano y la de
ser justo; pero hay la hermosa, la inmensa
alegría de servir. Qué triste sería el mundo
si todo en él estuviera hecho, si no hubiera en
él un rosal que plantar; una empresa que emprender.
No caigas en el error de creer que sólo se hacen
méritos con los grandes trabajos; hay pequeños
servicios: regar un jardín, ordenar unos libros,
peinar a una niña; el servir no es sólo tarea de seres
inferiores. Dios, que da el fruto y la luz,
sirve. Pudiera llamársele así: El que sirve.
Y tiene sus ojos en nuestras manos y nos pregunta
cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién?
¿Al árbol,
a tu amigo, a tu madre?
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